“Hombre cobarde no coge mujer bonita”. Pepe Kierdelewicz

lunes, 21 de diciembre de 2009

Fin de una etapa de mi vida



Esta fue mi primer carrera, hallá por el año ´81. Tenía 6 años. Junto a mi amigo Marcelo Gomez…solo corrimos. Desde el Torreón del Monje bajamos hasta la Pileta Cubierta, algo así como 800 metros de simplemente....carrera!

Todavía recuerdo algo de lo que pensaba mientras corría. Marcelo era más rápido, llegó antes que yo, pero me daba igual. Al terminar, mi vieja me estaba esperando con un gran premio: un beso y algún caramelo.

Seguí corriendo toda carrera que aparecía. Primero en el cole y después me apunté a un equipo federado; el SOIP. La pista de atletismo estaba a solo 400 metros de mi casa y eso me hacia las cosas mas fáciles. Competí en algunas carreras en la primera categoría federada que se llamaba Pre-infantiles. No sé cuanto estuve corriendo con ellos, uno o dos años. Mi amigo Dani Voglino me lo dirá mejor pero dejé, seguramente, para hacer otro deporte. Podría ser natación, rugby o basket o tenis, no recuerdo bien, que junto con mis clases diarias de ingles me absorbía toda la tarde.

A los 14 años estaba corriendo triatlones y empiezo a entrenar con “el novio de una compañera de mi hermana”…je, como suena de largo….corrí el ultimo ese año para quedarme entrenando solamente atletismo. No recuerdo si corrí alguna carrera en Infantiles pero enseguida empecé a correr en la categoría Menor. Corríamos todo: vallas, 100m, salto en largo, 400m, cross, 300m c/ vallas, carreras de calle, heptatlón, etc, etc, etc…pero la reina era nuestra 4x100m…imbatibles! (y que alguien diga lo contrario…ja!). Llega la categoría Juveniles. Vallas más altas…de 300m pasamos a correr 400m c/vallas, gente más grande…nuestra 4x100 seguía imbatible…para que a los 21 años pasar a la categoría Mayor. Creo que competí hasta el año 98…y nuestra 4x100 terminó imbatible. Nace Cati, me caso con Patri y ya no volví a ponerme los clavos.

En el año 2006 vuelvo a trotar, ya por las calles de Badajoz, con 31 años. Vuelvo a competir en la categoría Mayor pero esta vez en una Media Maratón.

Ayer corrí mi última carrera en esta categoría y también en una Media Maratón.

La carrera se hizo a 200 km de Badajoz. Me levante a las 7:45 para desayunar y disfrutar de ese momento tan especial para mí. Quería correr una última vez antes de entrar en la categoría Veteranos.

Me sentía feliz por todo lo recorrido, por todo lo vivido y aprendido en estos años. Recordaba los momentos, las sensaciones, las cosas buenas que pasé y las malas que sufrí. La gente que conocí, los amigos que forjé, algunos quedaron en ese tiempo de luchas internas y con otros seguimos compartiendo experiencias.

Las dos horas de viaje solitario fueron geniales. Afuera un frío que cortaba la piel pero el cielo totalmente despejado y el amanecer de Extremadura que cada día me encanta más.

Llego y preparo las cosas para llevarme ya que la Media largaba de un pueblo cercano, llamado Valdehuncar, para llegar en Navalmoral de la Mata. Gorro, guantes, calzas largas, camiseta térmica de mangas largas y la musculosa con el número de la carrera arriba, más todo el abrigo para subirme al autobús que nos llevaba a la línea de salida y estar esperando media hora antes de calentar. Entro en calor pensando si había decidido bien la ropa de carrera porque me parecía demasiada. Inmediatamente me dí cuenta que no. No sé a que temperatura estábamos casi a las 11 de la mañana…¿a que temperatura se congelan los charcos de agua?...bueno, a esa temperatura estábamos!

A punto de largar, como siempre me pongo en la mitad del pelotón para no estorbar a nadie que quiera ir más rápido y, a las 11 en punto salimos. El primer kilómetro, como siempre me pasa, enojado conmigo mismo por no situarme más adelante en la salida para no tener que esquivar a tanto gordo, viejo y mujeres (con todos mis respetos) que salen al trotecito.


Ese primer kilómetro fue lento por este motivo, pero estaba decidido a seguir los sabios consejos de mi antiguo entrenador, Dani Diaz,…salí a “Matar o morir”…y maté!!!
 
Mi táctica era simple: salir todo los fuerte que pudiera correr hasta el kilómetro 12. Sabía que hasta el kilómetro 7 iba a ser todo subida. Después seguiría un poco rompe piernas, de muchas subidas y bajadas cortitas hasta terminar con una rampa de 900 metros en kilómetro 12. A partir de ahí la ruta era para abajo. Mi marca de Media Maratón era de 1h 31min desde el año 2008 en Lisboa. Una carrera llana y con una media de 24º de temperatura.

Mi reloj me decía que venia muy rápido, mis sensaciones me decían que venía muy rápido. Ahogado desde el segundo kilómetro. Por el kilómetro 4 me junto con otro corredor. Charlamos un poco y me pregunta que marca tenia. Se la digo pero también le conté mi táctica de carrera. No dijo más nada. Me vino un dolor en el costado derecho de mi abdomen que no me dejaba respirar bien. Adopté una técnica de respiración para relajar el diafragma porque sabía que la cosa venía por ahí. Mejoré y pasé el kilómetro 5 y 6 bastante bien. Llegamos al 7 y mis piernas iban bien pero mis pulsaciones “por el aire”. Venía subiendo a ritmo de 4´ el kilómetro…no lo podía creer!!! Mi carrera sería hasta el kilómetro 12, después no sabía que iba a pasar. Confiaba en mi y mi entrenamiento.

Pasaron los kilómetros y entramos a un pueblo. Ya iba solo porque mi compañero se retrasó ¿se abrá asustado de mi táctica?. Veo el kilómetro 11 y sabia que al salir de ese pueblo empezaba la última escalada dura. Salimos y a la izquierda veo la “rampita”. Empezaba con una subida de 20 metros pero de 50º de inclinación (mas o menos..jeje!!) para agarrar la ruta hacia arriba. No se veía la cima.

Delante tenía a un pelado que venía empujando como un Medio Fondista. No pude agarrarlo en toda la subida. Llegamos a la cima y me sentía muy bien. Un poco duro pero ese kilómetro me dio 4:10. No había perdido casi nada de tiempo! Empecé a sacar cuentas ya que pasé los 10K en 41 minutos. Si mantenía el ritmo haría 1:26min. Pero quiero contarles que yo nunca corrí tan fuerte durante tanto tiempo. Mi marca de 10K es de 39:30 desde el año pasado. Pero realmente confiaba en mi.

Ahora todo lo que quedaba era en bajada…y 10 kilómetros por delante!!!

Empezamos a bajar y hay un viento de cara helado que no hizo tan fácil la bajado como esperaba. Intento agarrar al pelado y lo consigo después de un kilómetro, y comenzamos a tirar juntos. Las piernas las sentía duras y me empiezan a tirar un poco los isquios. No le dí mucha importancia.

Ya vemos a Navalmoral a lo lejos. Pasaban los kilómetros y los parciales eran muy buenos. Sinceramente, venia un poquito asustado. Nunca había corrido tan rápido durante tanto tiempo.

Entramos a la ciudad y vemos el kilómetro 17 que pasaba a lado de la llegada. Seguimos tirando juntos. El pelado me daba ánimos. La carrera seguía todo derecho cruzando la peatonal y volvía por el mismo lugar. Veo el kilómetro 18 y el del puesto de avituallamiento nos dice: “¿un poco de agua para la última subida?”. Uff! No estaba preparado para eso. Empezamos a subir ese falso llano y todavía no entendía como me seguían respondiendo las piernas, eso si, mis pulsaciones “a mil”.

Kilómetro 19 y todavía seguíamos corriendo en dirección contraria a la meta. Me sale un grito del corazón: “¿Cuándo mierda damos la vuelta”. El pelado no me respondió. Quería que acabe ese sufrimiento. A los 100 metros veo que sale un corredor de una calle. Dábamos una pequeña vuelta manzana para recorrer el mismo camino de vuelta.

Ahogado y duro sentía que bajaba la marca; una marca que no vine a buscar, solo vine a correr mi última carrera de Mayor igual que cuando empecé en el año ´81. Solo correr.

El kilómetro 20 no llegaba nunca. Es mas, nunca llegó porque faltaba el cartel. Sabía que bajaba la 1:30. Sabía que podía hacer 1:28. No lo tenía muy claro porque desde el kilómetro 15 dejé de mirar los parciales. Enseguida veo la gente, el arco de llegada y el cartel de 21 kilómetros.

Le agradecí al pelado y llegamos; paro mi reloj; mi última carrera en la categoría Mayor. Miro mi reloj: 1:26:14

La felicidad me invadió. Estaba ansioso en llamar a Patri y contarle.

Sumado a otras cosas que me estan pasando me siento feliz. Y también soy feliz por sentirme asi.

Todo final es un nuevo comienzo…y disfruto de ambos.

La felicidad absoluta no existirá pero esto se le parece mucho.

jueves, 10 de diciembre de 2009

La planta del bambú japonés

No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante.
También es obvio que quien cultiva la tierra no se para impaciente frente a la semilla sembrada, halándola con el riesgo de echarla a perder, gritándole con todas sus fuerzas:
¡Crece, maldita seas!

Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo transforma en no apto para impacientes:

Siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.
Durante los primeros meses no sucede nada apreciable.
En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto, que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.

Sin embargo, durante el séptimo año, en un periodo de solo seis semanas la planta de bambú crece ¡más de 30 metros!

¿Tardó solo seis semanas en crecer?

No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas para desarrollarse.
Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años.

Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas veces queremos encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno, y que éste requiere tiempo...
Quizás por la misma impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados en corto plazo, abandonan súbitamente justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta.
Es tarea difícil convencer al impaciente que solo llegan al éxito aquellos que luchan en forma perseverante y coherente y saben esperar el momento adecuado.

De igual manera es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada está sucediendo.
Y esto puede ser extremadamente frustrante.
En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés, y aceptar que -en tanto no bajemos los brazos-, ni abandonemos por no "ver" el resultado que esperamos, sí está sucediendo algo dentro nuestro: estamos creciendo, madurando.

Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando éste al fin se materialice.
El triunfo no es mas que un proceso que lleva tiempo y dedicación.
Un proceso que exige aprender nuevos hábitos y nos obliga a descartar otros.
Un proceso que exige cambios, acción y formidables dotes de paciencia.
Tiempo...

¡Cómo nos cuestan las esperas! ¡Qué poco ejercitamos la paciencia en este mundo agitado en el que vivimos...!

Apuramos a nuestros hijos en su crecimiento, apuramos al chofer del taxi... nosotros mismos hacemos las cosas apurados, no se sabe bien por qué...

Perdemos la fe cuando los resultados no se dan en el plazo que esperábamos, abandonamos nuestros sueños, nos generamos patologías que provienen de la ansiedad, del estrés...

¿Para qué?

Te propongo tratar de recuperar la perseverancia, la espera, la aceptación. Gobernar aquélla toxina llamada impaciencia, la misma que nos envenena el alma. Si no consigues lo que anhelas, no desesperes...

Quizás sólo estés echando raíces...

Manifiesto

Es el Maratón, no la Maratón. En masculino y con mayúscula. No son 10, 15 ni 21 kilómetros. El Maratón son siempre 42 kilómetros y 195 metros. Ni uno más, ni uno menos. Es la carrera detrás de todas las carreras, la reina de las distancias. Es el sueño de todo corredor que se digne de ser corredor. No es una cuestión de velocidad sino de voluntad y resistencia. Y también de estrategia, en la que un mínimo error puede ser el fin. Es la carrera contra uno mismo. Contra tu cuerpo, tu mente y tu sombra. Es la prueba definitiva del carácter y la templanza. Vas a atravesar en pocas horas todo el espectro de las emociones humanas. Ilusión, ansiedad, desesperanza, miedo, dolor, rabia, coraje, orgullo. No vas a ver el muro, pero tarde o temprano el muro va a estar ahí. Es el final perfecto para coronar meses de arduo entrenamiento, y al mismo tiempo no saber si vas a llegar. Nadie se olvida de su primer Maratón, tampoco del segundo, ni del tercero. Es una hazaña que vas a contar siempre, pero que es solo tuya. Única e irrepetible.

100K en Santa Cruz de Bezana


Bueno….no fue bueno el fin de semana. Tuve que abandonar la carrera en el kilómetro 50.

El jueves estaba con un poco de catarro y me picaba la garganta pero no estaba del todo mal. El viernes, durante el viaje, paramos a comer y uno de los platos que pedí fue pescado. Creo que fue lo que me cayó mal. A las pocas horas estaba con algunos retorcijones de estomago. Cuando llegamos al hotel casi me voy por el inodoro. Fuimos al centro a caminar un poco para después cenar, y tuve que volver a boxes en el restaurant. No pude comer casi nada.

Ya en el hotel para dormir me tomé un antigripal porque ya sentía malestar general. Durante las cinco horas que iba a dormir tuve que ir al baño 4 veces, sumándole la transpiración y el frío que sentía por la fiebre no pude dormir nada. Hecho mierda intento desayunar pero apenas pude con el café con leche. Intentamos buscar una farmacia de turno pero Bezana es un barrio que esta a 10 kilómetros de Santander y no había ninguna. Decidimos con Patri que mientras corría, ella iba a ir a una farmacia. Pero todas abrían a las 9 de la mañana. Me tenía que aguantar la cagadera, por lo menos, 20 kilómetros.

Con ese mal cuerpo largo a las 7 de la mañana. Inexplicable contarles como me sentía. Se me caía toda la ilusión con la que había llegado.

La ambulancia que estaba en la largada no tenia nada así que Patri estuvo preguntando, una a una de las personas que estaban de acompañantes de otros atletas, si tenían algo. Por fin encontró a un local que lo tenia. El loco se fue hasta la casa y me trajo unas pastillas que me las dió en la primera vuelta. Salí, esa vuelta, más despacio de lo que había planificado para guardar algo de mi cuerpo que seguramente lo iba a necesitar al final. Intenté comer todo lo que podía pero no me entraba nada. Cuando termino los 20K, paso de la segunda vuelta, paro para intentar comer un sandwich y algo más pero…nada. Tuve que ir al baño de nuevo. No mejoraba.

Al empezar la tercera vuelta me siento mejor y decido intentar correr al ritmo que había planificado. Al terminarla llego a donde estaba Patri y ya no me entraba nada, ni el Gatorade, pero me obligo a tomarlo y me lo llevo en la mano para ir tomándolo durante el camino. Cuando la termino estaba que no podía con mis piernas. Parecía que no había entrenado nada. No podía más!…iba solo 30K. Las charlas de Patri por teléfono y las llamadas de Juan Carlos hacían que se me pasen los DSCF0066kilómetros más rápido pero no había forma de recuperar mis piernas. En una de esas me llama Cati; estaba en Badajoz. Estuvimos hablando un lindo rato y me dijo un par de cosas que casi hizo que se me caigan unas lagrimas. Decido salir la cuarta vuelta en un estado no muy bueno. Las palabras de mi hija me hicieron seguir, aunque más no sea, una vuelta más.

Esa cuarta vuelta duró 1hora 32min. Siempre corriendo…imagínense el ritmo al que iba!!! Ya me costaba mucho mirar al frente. Me dolía la espalda y las rodillas desde el kilómetro 15. Mi paso era penoso. No podía más! Me sentía un boludo corriendo así. No sé por qué al terminar esos 40K y llegar donde Patri estaba cargué de agua mi botella de Gatorade, porque ya no podía tragar nada más, y decido una vuelta más. Pensaba en Cati.


La completé en 1hora y 50min. Casi no caminé, siempre corriendo…y repito…imagínense el ritmo lastimoso al que iría. Veía a gente caminando por la vereda y no la podía alcanzar!!!

Es muy difícil explicarles lo que sufrí, física y mentalmente. Necesité 6horas y 21min para cubrir esos 50K.

Hoy lunes, todavía con las consecuencias en mi cuerpo, no puedo hablar de cosas buenas. Las hay!…me sirvió de mucho en lo deportivo y en lo personal, pero todavía estoy confuso.

A cuatro días de mi primer Ultra Maratón

¿Por qué Corro?

Esta pregunta me la empecé a hacer en mi primer entrenamiento de 60km, en los cuales los últimos 10km fueron increíblemente sufridos. Cruzando el puente Real de Badajoz, hace poco más de un año, me hice esa pregunta.

¿Por qué corro?... ¿para qué corro?

Lo leí en muchos sitios, en algunos libros y en varias revistas, y ninguno coincidía. Así que creo que es el momento de buscar mi respuesta.

Pienso que la carrera es el premio por todos esos días de entrenamiento, muchas veces más sacrificio que gusto y a partir de acá podría empezara responder.

No cobro por entrenar y menos por correr. No gano premios, no salgo en las noticias. Dejo muchas horas de descanso y de sueño para poder entrenar pero nunca es suficiente. Gasto mucho dinero en ropa, accesorios y zapatillas (cada 3 meses unas nuevas), inscripciones y viajes. Pero creo, esto es una pequeña inversión para todo lo que saco de mis horas de carrera.

Es muy fácil pasarse un poco de copas y volver a tu casa borracho en algún día de bajón. Es muy fácil buscar un distribuidor y comprar droga para sentirte mejor o simplemente juntar un grupo de amigos/conocidos y divertirte durante una noche para evadirte de los problemas…¿y cuando te despertás al día siguiente?. Pero pocos son capaces de sacrificarse realmente; levantarse a las 7 de la mañana (o incluso antes) por buscar un sueño o simplemente para evitar todo lo anterior, y después ir a trabajar.

Cada vez que corro siento que todo esta en orden. La ropa que uso siento que es la que mejor me queda y con la que mejor me siento. Tengo que mirar dos veces el reloj de agujas para ver la hora pero con muchos kilómetros en las piernas y a 160 pulsaciones veo en mi reloj digital de números chiquitos, de un solo vistazo, el tiempo total de carrera, el LAP de ese kilómetro que acabo de pasar y mis pulsaciones decidiendo al mismo tiempo que hacer de acá en adelante.

Al correr no me siento mejor que nadie pero tampoco peor. No corro para ganar, no corro para tener una figura esbelta ni para adelgazar, no corro por la aceptación ni corro para los demás.

No escucho música cuando corro por el campo porque no me deja escuchar mis pasos en el camino ni el viento en los pastos. Escucho música cuando corro por la carretera para evadirme de las ruidosas maquinas.

Cuando no corro mi cabeza es diferente, mi cuerpo se siente diferente; le falta algo. Cuando corro siento que voy a algún sitio, que mi vida tiene un sentido y que hay orden.

Corro para que mi hija vea que se puede conseguir todo lo que sueñas; con esfuerzo y perseverancia se puede llegar aunque la meta parezca muy lejos.

Corro para ser mejor persona. Alguien que pelea por un sueño desarrolla ciertas capacidades, ve la vida con otros ojos; algo que se puede explicar a quien se queda en casa mirando la tele pero nunca lo entenderá.

Después de un entrenamiento largo mi cuerpo y mi mente están agotados pero veo con claridad.

Después de una marcha de 100 kilómetros alguien nos preguntó: -“¿…y para qué?”. Después de una semana cojo y con dos uñas menos me lo seguí preguntando al mismo tiempo que estaba buscando el próximo reto.

Después de una Maratón alguien que nunca lo intentó afirmó que después de varias horas corriendo las piernas irían solas. Y yo le respondí que el dolor que sentía no dejaba que me olvide de ellas, al contrario, lo difícil era moverlas.

Después de un largo día de entrenamiento y trabajo estoy pensando en la mañana siguiente para calzarme las zapas y volver al camino. No es por el mero hecho de correr sino que será un entrenamiento menos para lograr mi objetivo.

No podría salir a correr si no tuviera ese objetivo; un reto. El solo hecho de correr por correr no llena mi alma.

Mi primera Maratón me mostró que puedo lograrlo, las Millas Romanas me mostraron que puedo aguantar el dolor, y en esta preparación para mi primer Ultra Maratón conseguí demostrarme que puedo soportar un largo y duro entrenamiento en solitario.

Después de cada carrera algo diferente queda en mí, algo pasa dentro mío, y creo que ese es el motivo por el que corro. Daría igual si fuera en bicicleta o nadando, el objetivo y la enseñanza del camino hacia ese objetivo es lo que mueve mi alma.

Durante el último entrenamiento largo, en el cual me acompañó un amigo en bicicleta, se me volvió a cruzar por la cabeza esta pregunta: –“¿Por qué corro? ¿Por qué habiendo tantos deportes menos sacrificados tuve que elegir preparar una Ultra Maratón?...y se lo dije!…mi sorpresa fue que al decirlo en voz alta llegó una reflexión. Sé que soy una persona muy inquieta al que las 24 horas del día no le alcanzan para hacer todas las cosas que quiere hacer. Me aburro muy fácil de mis emprendimientos, y me cuesta mantenerlos. Dejo muchas cosas sin terminar. Cuando comienzo algo, inmediatamente estoy pensando en hacer algo superior, y eso no me deja disfrutar este nuevo camino. Pero desde que empecé mi preparación para mi objetivo, por finales del 2007, mi vida cambió, mi mente cambió. Aprendí que para llegar a un gran sueño primero debo pasar por objetivos más pequeños y tener PASIENCIA. Varias lesiones, muchas Medias Maratones, dos Maratones y una marcha de 100 kilómetros pasaron por mi en este año y medio, y aprendí a DISFRUTAR DEL CAMINO. Muchos kilómetros en solitario por caminos donde en 30 kilómetros no pasaba ningún coche y muchos kilómetros en rutas donde el ruido de los coches, al pasar zumbando cerca de mí, era muy molesto…y aprendí que LO IMPORTANTE ES LO QUE PASA DENTRO DE UNO MISMO. Disfruto planificando el entrenamiento para el próximo reto. Me es muy difícil despertarme temprano para entrenar. Disfruto sumando el domingo los kilómetros hechos durante esa semana. Sufro la incertidumbre de las dos semanas anteriores a la carrera. Disfruto el día anterior. Soy feliz cumpliendo el objetivo logrado. Sufro la semana siguiente las consecuencias de lograrlo. Esto me enseñó que en la vida TODO SE PAGA. Corrí con sol, de noche, con calor, lloviendo, cansado, con muchas ganas, con problemas personales, de madrugada, con ampollas, sin ganas, enojado, triste, con sueño…y cuando llegaba MI ALMA ESTABA TRANQUILA.

A falta de 4 días para mi primer Ultra Maratón de 100 kilómetros estoy muy conforme conmigo mismo, ya que si no hubiera encontrado este cambio personal que logré gracias al entrenamiento nunca hubiera podido estar a 4 días de mi primer Ultra Maratón.


La largada es este sábado 26 a las 7 de la mañana con un límite de 11 horas para terminarla. Voy a usarlas todas!!...no voy a tener apuro en llegar. Terminaré alrededor de las 6 de la tarde…¿en que estado?...ya les contaré.

Cuando, recién levantados, se tomen el primer mate del día acuérdense de mi. O si están en este hemisferio, después de ese buen almuerzo y del cafecito, acuérdense de mi porque estaré pasando una parte difícil de la carrera. A partir de los 70 kilómetros todo puede pasar, para bien o para mal. Hay una frase que llevo en mi mente cada vez que salgo a hacer muchos kilómetros, dicha por uno de los mejores Ultra fondistas del mundo, que es: -“Tienes que poner un pie delante del otro y seguir tirando para adelante. Las cosas mejoran…o caes fulminado contra el pavimento”. Dean Karnazes.

¿Por qué Corro? …porque VIVO!

Sensaciones de nuestros 100K

Recién ayer pude apoyar bien el pie y ponerme unas zapas diferentes por esa condenada uña pero mis músculos respondieron muy bien, igual que los de Patri. Ella ya salió a trotar el martes pasado media hora con buenas sensaciones.

Estoy muy orgulloso de lo que logramos, y no solo en lo deportivo.

Con Patri pasamos gran parte del día trabajando juntos y los fines de semana nos propusimos este reto sumándole más horas, que muchas veces fueron duras, a nuestra convivencia. Varios nos preguntaban como hacíamos para estar tanto tiempo juntos y tener tema de conversación. No supe que responderles…y hoy tampoco. Creo que sencillamente consiste en querer estar con esa persona. Porque es mi esposa y, aunque parezca una redundancia afirmarlo, también es mi mejor amiga. No hay nada que no le diga y que no sepa de mí, y por eso es más fácil todavía.

Físicamente; nos abrió una nueva puerta para buscar otros retos juntos y mentalmente nos hizo ver los fuerte que somos. La combinación de estos dos factores nos traerá grandes alegrías.

Personalmente; todavía no me dí cuenta de lo que hicimos el fin de semana. La preparación fue una progresión tan rápida que no nos dio tiempo a pensar de lo que íbamos haciendo. En la marcha hablábamos de: -“Solamente quedan 10 kilómetros para el siguiente puesto” o “…ya amanece…” de la manera más normal que se pueda ver. Pero 10 kilómetros son más de dos horas y el “ya amanece” significa que nos pasamos toda la noche caminando, digamos que alrededor de 10 horas. Estábamos llegando y le digo a Patri que solo quedaba una hora. Y esa expresión significaba que teníamos 95 kilómetros en nuestro cuerpo y veinte horas sin dormir. Estas son las cosas que hoy pienso y me llenan poderosamente de energía.

No sé que palabras usar para explicar una sensación, como contarte mis sentimientos…y aunque encuentre las palabras justas nunca lograría metértelo en el cuerpo, que es donde vale la pena tenerlo.

Mientras más escribo, más difícil se me hace intentar explicarte lo vivido, lo que significa para nosotros, para mí. Es algo que tengo que hacer y que necesito hacer para ser feliz.

Para terminar te animo a que si tenés un sueño “loco”, no pienses en las dificultades ni en el tiempo, solo decite a vos mismo que podes hacerlo y salí a buscarlo, porque todo lo que quieras hacer lo podés hacer. Vas a encontrar mucha gente que intentará mostrarte (como si no lo supieras) lo “loco” o inconciente de tu objetivo pero recuerda que “la aventura es loca, el aventurero no”. Preparate a conciencia y disfrutá del camino.

Gracias a todos por apoyarnos!

LXVII MILLAS ROMANAS

GUAUUU…!!!! Que viaje!!!!

Comenzamos a caminar a las 21hs del viernes 24 y terminamos a las 17:55hs del sábado 25 de abril. En total LXVII Millas o 100 kilómetros, como mejor lo entiendo.

No hay que tomarse un avión y hacer miles de kilómetros para vivir. Es lo que tiene esto, así de fácil, solo caminar. Pero todo lo que pasó durante esas veinte horas y cincuenta y seis minutos quedará en nosotros durante mucho tiempo.

Se trataba de 3 circuitos diferentes. Salimos de un polideportivo donde dejamos la comida y la ropa que íbamos a usar. La primera parada fue en la Plaza España de la ciudad a 1,66 kilómetro. Estuvimos esperando 20 minutos hasta la salida oficial. La anécdota del evento la dio uno de la organización al dar la salida tirando una bomba de estruendo. Estaban a unos centímetros nuestro cuando la encienden y se les escapan de la mano explotando a esos mismos centímetros de nosotros. Un poco sordos…jejeje!...largamos!!!

El primer circuito fue de 27,5 kilómetros cercando la vera de Río Guadiana por ambos lados ida y vuelta. Cinco horas después volvimos al polideportivo sin problemas, solo con unas pequeñas ampollas. Patri con ampollas en los laterales de los talones que solucionó con unos Compeed y yo en los costados de los dedos chiquitos que solventé con unas tiras de cinta.

Comimos unos fideos y a las 2:36 hs dejamos el poli para empezar nuestro segundo circuito. Otros 28,5 kilómetros nos esperaban. Salimos al mismo ritmo. Sentíamos que íbamos rápido pero teníamos bien las piernas. Este camino era un poco más accidentado que el anterior pero no muy complejo, la noche lo hacia difícil. Llegamos otra vez al polideportivo a las 7:41 hs pero ya no tan bien. Muscularmente sin grandes problemas pero unas horas antes empezamos a sentir molestias en los pies. Las ampollas se hicieron más grandes y se hacía difícil apoyarlos bien.

Al sacarnos las zapatillas encontramos lo que nos temíamos. Las ampollas estaban peor. Las que había cubierto Patri con los Compeed se les hicieron más grandes y las más de diez horas de caminata le sensibilizaron los pies haciendo que los roses de las zapas sean más molestos todavía. A mi me pasaba los mismo pero las ampollas de los dedos chiquitos se pusieron peor. El del pie derecho estaba todo hinchado y con una ampolla de sangre que lo cubría enterito. La uña solamente estaba sujeta por la piel, un milímetro sobre la carne más o menos. Decidí reventarla; grave error. Me ardía muchísimo. Intenté encintarlo con el de al lado pero era peor así que no lo hice. El del pie izquierdo me dolía y estaba un poco negrito pero sin ampolla. Lo encinté. En el dedo de al lado me salió una de agua enorme que la reventé y la encinté también. En los talones tenia una grande en cada pie debajo de los Compeed que me puse antes de salir para prevenirlas. No intenté sacarlos así que los tapé con cinta, me puse medias limpias y las zapas.

El ponernos de pie fue otra cosa. Estuvimos algo así como diez minutos sentados y nuestros músculos se enfriaron junto con nuestros pies. Uff….que dolor de…..todo!!! Pero nuestros pies eran algo diferente. Creo que Patri estaba mejor porque era capaz de caminar, renga, para ir a buscar la comida. Yo no podía. Agarré la mochila y solo el bamboleo de esta no me dejaba avanzar hasta el comedor que estaba a diez metros. Me senté en el suelo apoyándome en una máquina de Coca Cola. Sentía que todo se iba a la Mierda. No me sentía capaz de caminar otros 44 kilómetros. Pensaba en Patri y en lo que había escrito el lunes pasado; si tendría la suficiente capacidad de sufrimiento para los últimos kilómetros. Escucho que dicen que el siguiente puesto de avituallamiento no iba a estar porque los responsables no se habían presentado. El próximo contacto con la organización estaría a más de dos horas y media. Llega Patri con nuestro desayuno. Café, pan con manteca y un par de sándwich. No sabía que hacer. Comí todo y estaba terminando el café amargo (porque no encontramos el azúcar) y en un momento de decisión inconciente me pongo de pie y le digo a Patri de salir ya.

Cuarenta y siete minutos después de haber terminado el segundo recorrido salimos muy despacio decididos a terminar lo que habíamos empezado.

El tercer y último circuito prometía ser un poco más atractivo ya que era de día y pasábamos por varios pueblos.

Los primeros minutos fueron bastante duros pero de a poco se me fueron soltando las piernas, los pies no. Parecía que en cada paso se me clavaran un montón de alfileres en las plantas de los pies. Apoyando solo la media planta durante varios kilómetros me empezó a doler una rodilla y un poco la espalda. Decidí apoyar los pies enteros aunque me dolieran, al fin y al cabo eran solo ampollas. Patri estaba pasando algo parecido, dolores musculares que intentaba sobrellevar pisando de distintas maneras y le dolían mucho los pies pero seguíamos adelante. Llegamos al primer pueblo en poco menos de tres horas y los pies estaban ya acostumbrados al dolor. Nos tomamos nuestro tiempo para comer y descansar y trece minutos después estábamos de nuevo en el camino. Empieza a apretar un poco el calor y paro para sacarme las calzas, para eso me saco las zapas y veo una mancha roja en toda la media suela y otra clarita en el talón del otro pie. No toqué nada y me volví a poner las zapas. Un poco antes Patri me dice que le habían entrado piedritas en las zapas y se las saca para limpiarlas pero no había ninguna. Tenía los pies tan dormidos e hinchados que le daba esa sensación. El próximo abastecimiento era solo una mesa y una pareja en su coche al lado de una ruta. Agarramos unas frutas, agua y seguimos adelante. El siguiente estaba a una hora que se hizo bastante larga. Solamente quedaba pasar por un pueblo para empezar la recta final. En este último circuito fuimos coincidiendo con varios grupos con los cuales nos íbamos cruzando por el camino. Con unos sevillanos que le sacamos una foto por la noche y al pasarnos se pusieron a contar chistes que nos subió el ánimo y nos enganchamos varios kilómetros, con un grupo formado por tres parejas que empezaron fuerte pero al final se quedaron atrás y con tres o cuatro parejas más “sueltas” que coincidíamos en los avituallamientos. Una de estas nos agarraron un poco antes del último pueblo y varios kilómetros después de salir del puesto de control. Fuimos con ellos varios kilómetros pero no teníamos piernas…ni pies…para seguir su ritmo. Quedaba alrededor de una hora y media para llegar y empieza a levantar frío y un viento horrible. Cabecitas gachas para que no se nos vuelen las gorras y solo una hora, más o menos. Veinte horas caminando y no sé porque decidimos bajar de las veintiuna. Apuramos con los últimos cartuchos que nos quedaban, entramos a la ciudad y el camino nos llevaba a recorrer el centro y la peatonal hasta la plaza España que era donde estaba la meta. El centro, un sábado casi a las seis de la tarde, estaba lleno de gente caminando y tomándose algo en las mesitas de afuera de los bares. Nuestras pintas de caminantes, nuestras caras de cansancio y nuestra cojera hacia que varios se dieran vuelta y nos mirasen. Pensaba para mi: “-Esta gente dirá que estamos locos”. No eran pintas para pasar por ahí. Pero mi sorpresa llegó cuando un chico le dice a otro: “-Salieron a las 9 de la noche y están haciendo 100 kilómetros”. Al cabo de unos metros más unos chicos que estaban con unas cervezas en las manos nos alientan con mucha entrega.

Cuando entramos a la plaza no había nada especial. Estaban armando un escenario; calculo que era para las 21 hs donde iban a llegar el resto de participantes ya que a las diez de la mañana salió un grupo para hacer solamente nuestro último circuito de 44 kilómetros, y solo había una mesa dentro de una carpa medio volándose por el viento y una escenario chiquito con unas publicidades de fondo.

Paré mi reloj y nos encontramos con unas personas del camino que nos saludan y felicitan efusivamente. Nos dicen que vayamos a la carpa para que nos firmen el último control. Los organizadores también nos felicitan con mucha alegría, nos dan una replica de un Miliario Romano como recuerdo arriba del escenario, nos sacan unas fotos y nos “obligan” a participar el próximo año. El Miliario se colocaba en los camino cada mil paso marcando la distancia. Un muy buen detalle para un evento realizado en una ciudad que se fundó gracias a la existencia de los caminos romanos.

Nuestra siguiente sorpresa vino cuando nos dicen que el próximo bondi al polideportivo salía en dos horas. Así que, doloridos, nos tocaba caminar el último kilómetro y medio para poder ir a buscar nuestros bolsos y bañarnos.

Al llegar encontramos un muy buen ambiente de camaradería. Comimos algo, nos duchamos con mucho dolor y a casa cabeceando por el camino.

Hoy, con dos uñas menos y sin poder apoyar del todo los pies, me duele demasiado el cuerpo para poder dar una opinión razonable del sacrificio que le dimos a nuestro cuerpo.

4 días antes de las LXVII Millas Romanas

Terminamos nuestra preparación para las LXVII Millas Romanas a realizarse el 24 de abril por los alrededores de la ciudad de Mérida.

Así se llama la prueba porque Mérida fue fundada por el Emperador Augusto en el año 25 a.C., con el nombre de Emerita Augusta, para que sirviese de retiro de los veteranos que habían luchado en las guerras cántabras.

Solamente nos quedan 3 días para nuestros 100kms. Mis sensaciones a día de hoy son buenas. Estoy muy conforme y contento de poder compartir esta actividad con Patri, y también muy orgulloso de ella por completar esta preparación que, aunque corta, fue muy intensa. En 5 semanas llegamos a caminar 12 horas sin parar. De noche, de momentos sin saber por donde ir, con las mochilas llenas ya que no volveríamos en muchas horas a casa.

No me cabe la menor duda que vamos a terminar la prueba pero no dejo de tener esa incertidumbre de cómo será. Al no saber a que ritmo marchamos ni cuantos kilómetros exactamente hacemos me crea mayor ansiedad en empezar la prueba para sacar cuentas. Calculamos que estaremos en 5 o 5 kilómetros y medio por hora. Si es así y todo sale según lo planeado terminaremos en 19 horas, más o menos.

Acá empieza mi incertidumbre. La semana pasada hicimos 12 horas y terminamos rendidos. Todavía nos quedarán 7 horas más. ¿Cómo será? Los talones me duelen desde la primera hora ¿aguantaré? ¿tendré la suficiente decisión para afrontar los últimos kilómetros? ¿será tan alta mi capacidad de sufrimiento como creo? Durante la última hora de las 12, mis piernas estaban re duras. No puedo pensar seguir así durante siete horas más.

Tengo mucho más entrenamiento que Patri pero la veo mejor a ella. Tiene mejor cabeza. Acepta como vienen las cosas y la admiro por eso. En cambio la mía es muy oscilante. Puedo estar eufórico y todo es bueno, como en un momento caigo tan fácil como subí viendo todo muy negro. Intento adelantarme a los hechos y lo único que hago es dejar de disfrutar el momento. Muchas veces equivoco el fin, para que hago todo esto, y solo me interesa llegar. Necesito aceptar el AHORA.

El viernes salimos a las 9 de la noche. Mándennos buenas hondas

10 días después de la Maratón

Son las 12:49 y estoy en el gim. Recién termino las clases y se fué la ultima persona. Tengo que trabajar, hacer varias cosas, pero me preparé unos mates y volví a repasar las fotos de la Maratón.

Tengo ganas de volver a los caminos. Ya me siento bien

No salí a entrenar desde la carrera. Con las clases me bastaba para soltarme y recuperarme. Tenía pensado correr otra Maratón el 22 de febrero pero nos vamos a tomar unos días de vacaciones ya que es carnaval. Serán cuatro dias que nos vendrán muy bien para nuestras mentes cansadas...je! Asi que tranquilo me lo estoy tomando.

Programé varias carreras de acá al verano, incluida una Ultra para abril y una Maratón de montaña con más de 4500 mts de altura acumulados y el 40% de esos a más de 2000 mts constantemente en junio.

Si 42 km sobre asfalto y llanos me dejan con tantos dolores, no quiero ni pensar como será la montaña. Pero como les decía, cuando pasan los dolores solo te quedan las buenas sensaciones, y eso es la droga nuestra. La necesidad de volver a vivirlo hace que no te importe los sacrificios. Hay una frase que leí que decia: -"La droga es para los que no aguantan como el deporte es para nosotros". Por suerte, con los años y la experiencia hace que sepas hasta donde sacrificar y que sacrificar. Consiguiendo este equilibrio puedo disfrutar con mi familia esta pasión.

Ahora estoy terminando la Maratón. Esta segunda Maratón fué totalmente distinta a la anterior y la estoy disfrutando por eso.

Mientras me tomo el último mate, lavado y frio, sigo pensando en la carrera. Intento acordarme de las piernas duras de los últimos kilómetros o del frio del kilómetro 23 pero lo único que se me viene a la memoria es el reloj de la llegada y Catalina esperandome detras de la linea.

Un poco más de 3 horas para una experiencia que va a quedar en mi cuerpo muchos años. ¡Ojalá todo fuera asi de sencillo!

Maratón de Badajoz

Hoy lunes con la resaca de la Maratón. Tengo las piernas para dejarlas en casa. Sufrí. Mucho frío. Se anunciaba temporal. Por suerte la primera vuelta fue sin viento ni lluvia, pero en la segunda cayó lo que no cayó en la primera. Sumado al frío y a las piernas cansadas se hizo duro.

La semana anterior a la Maratón estaba de buen ánimo pero no muy motivado. Creo que por la falta de tiempo para entrenar. También las lluvias y los días fríos me fueron quitando ganas.

La noche anterior dormí poco aunque no estaba nervioso pero sí pendiente del tiempo. Me desperté como a las 4:30 y ya no pude dormir más. Escuchaba soplar el viento y la lluvia contra un alerito de chapa del piso de abajo. A las 4:45 llega Patri de trabajar y charlando nos acostamos a las 5:30. Una horita de remoloneo en la cama para levantarme a desayunar.

A las 8:45 ya estaba en el control de dorsales con unos 7º de temperatura. Me voy al coche para prender la calefacción y empezó a llover…mucho! Para las 9:05 habia parado y salí a calentar.

Me voy a la línea de salida y veo a Patri con Cati y mi amigo Juan (con muchas ganas de largarla algún día, se le notaba. Un pajarito me contó que tampoco durmió bien esa noche). A último momento desistimos que Patri me acompañara en bici por el aviso de temporal que dieron el día anterior. Me iban a seguir en coche intentando llegar a puntos de paso que habíamos establecido.

Esta vez me pongo lo más adelante posible en la línea de salida para no ir esquivando corredores en los primeros kilómetros. Largamos y me encuentro muy suelto. Según pasan los kms mi ritmo sigue bueno. Paso los10km un pelín más rápido pero sin preocupación. Las pulsaciones 148-150 como había programado. Encontré a Patri, Cati y Juan en un par de tramos del circuito con las relucientes cámaras de fotos recién adquiridas.

Por el km 18 alcanzo un par de corredores. Me preguntan a que ritmo iba y me dijeron que ellos también seguirían así. No sé si será por la testosterona o por mi grata compañía que empezaron a ir km a km más rápido. Paso los 21kms en el tiempo que quería para hacer una muy buena marca, pero mis pulsaciones ya iban demasiado elevadas para la solo mitad de la carrera; 155ppm y contando. Por el km 23 lluvia y viento en contra. Les dejo que se vayan e intento recuperar un poco. Las piernas empiezan a hacerse notar.

Un poco más adelante veo a Patri con la bici. Había tanto quilombo de tráfico que decidieron “dividirse”. Cati se quedó con Juan en el coche y Patri en bicicleta. Me vino muy bien porque ya los ánimos no eran los mismos que en la primera vuelta.

En los próximos kilómetros era importante seguir el ritmo lo más suelto posible para hacer la marca que había ido a buscar sin agotarme mucho.

Lo que quedaba era lo más duro. Había, todavía, varias subidas que normalmente no tendría problema en hacerlas fácilmente pero con casi 30 kilómetros en las piernas se iba a hacer nunca mejor dicho “cuesta arriba”.

Vuelve a aparecer Juan (Cati se quedó en el coche porque estaría re-podrida de tanto trafico para solo ver pasar a papito), subida corta pero intensa, bajada sufrida. En este punto cambiar de grupo muscular para bajar duele un poco hasta que se acostumbra.

Kilómetro 32 y a aguantar. Quedaba la peor parte del recorrido hasta el 36 (con subida de más de un kilómetro) pero con una muy linda recompensa. Pasaríamos cerca del barrio del gimnasio y varios de nuestros clientes se acercarían para saludarme. Una inyección para los últimos kilómetros. Por el kilómetro 37 las piernas ya eran dos troncos (de quebracho) ¡Que difícil se hacia!

De nuevo Juan pero esta vez con Cati. ¡Que bien me hizo!

Pasamos por el 38 y la cabeza no reaccionaba. Kilómetro 39 y las piernas increíblemente duras. Me empiezo a dar cuenta que faltan menos de 3 kms. Intento cambiar de ritmo pero lo único que consigo es volver al ritmo de carrera. Último kilómetro, doblo y veo la meta. Desde el 35 que dejé de mirar el reloj así que no tenía ni idea a que ritmo iba. Ya veo el reloj de la meta, intento enfocar. Me llevó varios metros definir los números. A falta de 60 u 80 metros veo 3h 19min 30seg. ¡La puta que lo parió! Intento hacer un Spring pero…¡adonde vas!...me dijeron las piernas al unísono.

Pasé la línea de meta en 3h 20min 16seg. No bajé las 3h20min pero bajé mi marca más de 4 minutos en unas condiciones no muy buenas.

Hoy, lunes, no reaccioné. Me duele mucho el cuerpo para pensar en la próxima. Seguramente mientras pasen los días y los músculos sanen me olvidaré del dolor y queden las buenas sensaciones de la carrera.

Lo que hoy les puedo decir es que la Maratón no es una carrera más. Puedo compararlo con un viaje. Podes hacerlo solo pero no es lo mismo. Podes dar la vuelta al mundo solo pero sin una compañía con la que compartir, las vivencias realizadas quedarán solo en tus recuerdos…o en tu olvido.

Las fotos que hoy comparto y que serán un precioso recuerdo son gracias al esfuerzo de Patri y Juan. Si yo hice 42 kilómetros ellos hicieron 120 para llegar a los puntos de fácil acceso para verme pasar solo 20 segundos.

¡¡¡Gracias chicos por el apoyo incondicional que permiten que siga buscando estas aventuras!!!

Camino a mis Maratones

Recién contandole a un amigo mi ultima Media Maratón me decidí en escribirles.

Estoy en una epoca dificil para entrenar. Mucho frio, mucho trabajo y poco tiempo. Salgo a las 10 y media de la noche, asi que llego a casa casi a las doce. Solamente estoy entrenando 4 dias a la semana porque los demas tengo muchas clases y mi cuerpito esta cansado. Los fines de semana es donde mas kilometros hago por la mañana antes que se despierten las chicas, pero tampoco puedo apurar las cosas. Ya sé lo que pasa cuando lo hago.

Esta semana, con todo el dolor de mi alma (y mis piernas) tengo que agregar un dia más de entrenamiento para poder cubrir la cantidad de kilometros que necesito para largar la Maratón el 1 de febrero.

Por suerte a Patri le dan un mes de vacaciones (digamoslo asi) el 19 de diciembre y voy a poder entrenar a una hora mas coherente, o por lo menos con sol.

Vengo bien, me siento bien. Despues de la lesión ya pude correr varias Medias Maratones. La ultima el finde pasado en Cordoba y pese a varias cositas corri muy cerquita de mi marca.

Me quedan dos meses para mi primer objetivo. Espero escribirles mas adelantes con buenas noticias también

A una semana de mi 2º Maratón

Vuelvo a estar a una semana de mi segunda Maratón. Esta vez será en la ciudad que vivimos, Badajoz.

Diferente sensaciones, más tranquilo, pero con la misma incertidumbre que en la primera. Después de los 35 kilómetros no sé como se pondrá la cosa.

La carrera es totalmente diferente ya que es más llana pero con más frío. Menos gente; en Madrid tenia que ir esquivando corredores, acá no creo que pase eso, al contrario. Soy local, así que Patri y seguramente un amigo me seguirán en bicicleta. También Cati estará en distintos puntos del recorrido con mis suegros. Todo esto será una ayuda incalculable para los peores momentos.

El entrenamiento no lo pude llevar como hubiera querido. Tuve que adaptar las salidas dependiendo de la cantidad de clases que tenia a diario. Hice muchos menos kilómetros que para Madrid. A finales de diciembre estuve 10 días sin entrenar por una gripe que me tuvo con antibióticos. Gracias a eso perdí algunos kilos que recién estoy recuperando.

Mi objetivo es bajar la marca que hice en la Maratón de Madrid: 3h24min. Me creo capaz. Mi única preocupación serán los primeros 10 kilómetros. Si logro mantener el ritmo relajado creo que todo irá bien.

El domingo 1º de febrero largamos a las 9 de la mañana. Mándenme buenas hondas que seguro las sentiré y necesitaré.

Escribir es un acto de valentía

EL ACTO DE ESCRIBIR por Paulo Coelho.

En las dos columnas anteriores hablé sobre la lectura y la pluma y la palabra. Termino aquí con algunas reflexiones sobre el texto final.

En primer lugar, repito lo que dije anteriormente: todo el mundo tiene una buena historia que contar, y forma parte de la naturaleza humana el compartir un poco de la experiencia personal con los demás. Quizá me pregunten: ¿y la editorial? ¿Cómo publicar estas experiencias?

En realidad, hoy en día existen muchas plataformas para eso (como Internet o cualquiera de los muchos periódicos en circulación, por ejemplo) y siempre habrá alguien interesado en lo que escribes. De todas maneras, aunque no existiese tal persona, el placer de escribir ya merece la pena.

A medida que la pluma va trazando palabras en el papel, tus angustias desaparecen y tus alegrías permanecen. Hace falta tener valentía para mirar en lo profundo de uno mismo y traer lo que se ha visto hasta el mundo exterior, y hay que tener aún más valentía para asumir que, un día, lo que escribiste podrá (y deberá) ser leído por alguien.

¿Y si se tratara de algo muy íntimo? No te preocupes. Hace miles de años, Salomón escribió las siguientes palabras: «Lo que fue, eso será; lo que se hizo, eso se hará. Nada nuevo hay bajo el sol» (Eclesiastés 1:9).

Es decir: si hace miles de años no existían nada nuevo, ¡imagínate ahora!

Nuestros sentimientos de alegría y angustia continúan siendo los mismos y no hay por qué esconderlos. Y aunque no haya nada nuevo bajo el sol, permanece aún la necesidad de traducirnos todo eso a nosotros mismos y a los de nuestra generación.

Jorge Luis Borges dijo en cierta ocasión que en realidad sólo hay cuatro historias que puedan contarse:
A] Una historia de amor entre dos personas.
B] Una historia de amor entre tres personas.
C] La lucha por el poder.
D] Un viaje.

De todas maneras, a lo largo de los siglos, los hombres y las mujeres continúan recontando esas historias y ha llegado el momento de que tú hagas lo mismo. A través del arte de la escritura entrarás en contacto con tu universo desconocido y acabarás sintiéndote un ser humano mucho más capaz de lo que creías.

La misma palabra puede leerse de maneras muy diferentes. Escribe `amor´ mil veces, por ejemplo, y en cada ocasión el sentimiento será distinto. Una vez que las letras, las palabras y las frases están dibujadas en el papel, la tensión necesaria para que eso ocurriera ya no tiene razón de ser.

Por consiguiente, la mano que las escribió reposa y sonríe el corazón del que se atrevió a compartir sus sentimientos. Si alguien pasa al lado de un escritor que acaba de terminar un texto, pensará que tiene una mirada vacía y que parece distraído.

Pero él –y solamente él– sabe que arriesgó mucho, que consiguió desarrollar su instinto, que mantuvo la elegancia y la concentración durante todo el proceso y que ahora podrá darse el lujo de sentir la presencia del universo, y comprenderá por fin que su acción fue justa y merecida. Los amigos más cercanos saben que su pensamiento cambió de dimensión, pues ahora está en contacto con todo el universo: continúa trabajando, aprendiendo todo lo que ese texto trajo de bueno, corrigiendo los eventuales errores, aceptando sus virtudes.

Escribir es un acto de valentía. Pero merece la pena arriesgar.

La vuelta del rengo

Después de dos meses de solo trotes suaves y cortos volví a correr como Dios manda.

El sábado me fui a la montaña a correr con Hawka (mi perrita para quien no la conoce) con la idea de correr una hora y veinte u hora y media. A los 20 minutos mi perrita no daba más. A los 30 paraba para darle un poco de agua porque venia 30 metros detrás mio. Asi que a los 45´ paramos.

Volví a salir el domingo y puede correr 18 km, mas o menos, a un buen ritmo y sin que me doliera la rodilla.

Creo que por fin voy a poder encaminarme a la Maraton de enero. Me queda todo octubre para desarrollar un poco la velocidad y en noviembre empiezo a sumar kilómetros.

Los errores se pagan

Despues de mucho sin contarles nada hoy vuelvo.

Desde aquel entrenamiento en el que mi rodilla dijo “basta” no pude volver a correr. Paré 15 días y en un trote de 40 minutos tuve que parar a los 30´. Ya estaba planeando venir a Madrid para trabajar en agosto asi que decidí relajarme y esperar.

Hace 20 días que estoy en Madrid. En agosto, verano en España, el trabajo baja mucho, muchos clientes de vacaciones asi que reducimos clases en el gim. Aproveché para escaparme este mes y conocer nuevas maneras de trabajar.

Estoy cubriendo las vacaciones de intructores en dos gimnasios grandes y muy conchetos. Es una manera de evolucionar y comprobar si nuestra linea de trabajo es correcta. También me sirve para afanar ideas para K2.

Sinceramente, vamos por muy buen camino. Los directores de estos Centros estan conformes con mi trabajo y lo que es mejor, los usuarios muy enganchados. La mayoria son usuarios de ciclo indoor de varios años pero nunca habian hecho Spinning®. Cuando termino las clases se me acercan para agradecerme y decirme que lo pasaron muy bien, y varias cosas más que hace que me motive para seguir buscando mejorar día a día.

Creo que mi rodilla esta mejor. Voy a posponer los “100” hasta marzo, después de dos Maratones más que pienso correr en enero y febrero.

Los errores se pagan. Preparé mi Maraton en solo cuatro meses e intenté llegar a la Ultra en ocho. No pude pero lo intenté.

+ de 2000 Km



Estas son las zapas que me regaló Patri para navidad. Ya casi jubiladas y con 1261 kilómetros tendrán un buen lugar en mis recuerdos. También quiero festejar con ustedes mis más de 2000 kilómetros hechos desde el 7 de enero de 2008. Nunca pensé que en tan poco tiempo esté corriendo tanto.


Este sábado mi rodilla izquierda me dijo basta a los 30 kilómetros de un trote de 50km. Estaba bastante enojado y preocupado. Ayer descansé y posiblemente hoy también. La semana pasada iba a ser la que más kilómetros sumaría; un total de 138km, pero no pudo ser.

En mis clases siempre recomiendo que escuchen a su cuerpo, que no lo fuercen más de lo que el propio cuerpo puede.

El sábado mi rodillas me dió el primer aviso. Creo que si no le hago caso irá a peor.

En estas últimas dos semanas tuve que dejar de hacer varios entrenamientos. Muchos kilómetros sin recorrer. No sé si voy por el mejor camino para hacer una buena marca en los "100", ni siquiera sé si llegaré. Mi cuerpo y mi mente están pagando los años sin correr. Duele. Se hace muy difícil entrenar cada día. Mucho calor y mucho trabajo para entrenar a una hora razonable, así que salgo después del gim a las 22 o 22:30hs. Muchas veces llego a casa a las 12 y pico de la noche. Por suerte Patri empezó a salir a correr conmigo y eso me lo hace un poco más fácil.

Estoy preocupado. Mi motivación está bajando y eso me pone aún peor. Si fuera solo desgano lo podría llevar pero ahora mi cuerpo se esta resintiendo. Estoy pensando que esto me puede quedar un poco grande...no sé.

Pero otra cosa si que sé: que todo esto es solo un obstáculo más en el camino hacia mi meta, una nueva experiencia de la que voy a aprender para que la próxima vez pueda salir mejor parado y antes de tiempo.

El 27 de septiembre voy a estar en la salida de mis primeros "100". No sé hasta donde llegaré pero si sé que daré todo lo que tenga. Voy a correr, caminar o gatear y cruzar la linea de meta o caer fulminado contra el pavimento.

Cuando eres corredor

Esto lo saque de otro blog y me pareció muy gracioso...y real! por eso lo colgué

Sabes que ya eres corredor cuando...

Tratas de convencer a todo el mundo que corra 5 km, "porque eso no es nada."
Te sabes las distancias a todas partes con una precisión de 100m
Te parece que la diferencia entre 5 min/km y 6 min/km es inmensa.
La enfermera se asusta porque tus pulsaciones están en cuarenta.
Tus héroes son todos africanos y ya tú te estás pareciendo a ellos.
Hidratos, pasta, agua y sales son el 80% de tu dieta.
No corres para adelgazar, sino que adelgazas para correr.
Te levantas más temprano los fines de semana que los día de trabajo.
Los viernes te acuestas más temprano que el resto de la semana.
Sales escondido a correr porque te da pena decirle a la familia que vas por tu segunda carrera del día.
En un día "suave" corres 10 km.
En el tendal hay un sitio especial para la ropa de correr.
Cuando viajas, las zapatillas las cargas en el equipaje de mano.
Eres el único al que no le importa que el ascensor no funcione.
Ya nadie pelea contigo porque sales a correr un 25 de diciembre.
Corres 12 km, te bañas, te vistes y te desayunas y cuando el resto de la gente se despierta te pregunta: "¿Qué pasa?¿ hoy no corres?"
No puedes correr en el gimnasio porque la cinta tiene un limite de 30 minutos (de todas maneras correr en cinta te parece una mierda.)
Ves maratones por televisión.
Cuando los gels y los energy-bars te empiezan a saber bien.
Mezclas Gatorade con agua porque "la concentración comercial no es la correcta."
Desayunas a las 4 de la mañana.
Te molesta la gente que le llama a cualquier carrera "maratón."
Cuando la familia ya no te reclama que corres mucho o estás muy flaco.
Viajas 100 km para una competición de 10km.
Te fijas en las zapatillas que usan otros.
Sabes más de rodillas que un médico.
Te puedes tomar 4 litros de agua seguidos.
Tienes un blog para escribir estupideces como éstas.

La vida te dá sorpresas...

El miércoles pasado me enteré de un 10km que se hacía en una ciudad a 50km de Badajoz. Era el último día para hacer la inscripción…y de pedo pude hacerlo.

Patri no pudo acompañarme ya que todos los sábados hace un curso en Mérida (a 60km de Badajoz) y me fui solo.

Es una carrera importante así que invitaron a varios corredores españoles de nivel internacional. Marta Dominguez, actual Campeona Europea y Abel Antón, Bicampeón Mundial y Campeón Olímpico de Maratón. Toda una leyenda en España. Les dejo este link por si quieren saber más de él.

Largamos y a los 200 metros veo un poquito delante de mí a Antón. No quería perder la oportunidad de correr, aunque mas no sea unos kilómetros junto a un grande, apuro el paso y lo alcanzo. Después de algunos metros quedamos solos y comenzamos a charlar.

Pasamos los primeros mil un poco más fuerte del ritmo que yo había pensado, le pregunto a cuanto pensaba correr y me dijo que seguiría a ese ritmo. Miro mi pulsómetro y mi corazón venia al taco. Le digo que vengo fuerte pero que intentaría seguir con él. Si podía mantener ese ritmo haría la marca que había ido a buscar. Me dijo que OK, que lo mantendríamos así.

Seguímos charlando y por el kilómetro 5 venia realmente al taco. Mis piernas no podían empujar más y mi corazón por las nubes. Veo a Patri alentándome en la vereda y la saludo. Había podido llegar a tiempo.

En ese momento empezó mi sorpresa.

Veo que gira la cabeza para ver donde estaba yo y, al verme un poco retrasado, disminuye el ritmo y…¡me espera! No sé como explicarles la sensación de que una persona que es unos de los más grandes de la historia del Maratón me espere para ayudarme a conseguir mi marca. Me dice que estaba por llegar una subida difícil, que disminuiríamos un poco el ritmo para poder soltarnos en la bajada…¡¡¡ME ESTABA LLEVANDO!!!

Entre el kilómetro 6 y el 7 me aparecen esas malditas arcadas donde parece que voy a escupir los pulmones. Me duraron como 150 metros. Se me endurecieron hasta los brazos. Me pregunta si estaba bien. Le digo que estaba “perfecto”, que siempre me llegaban esas arcadas al final pero como ya habían pasado podría seguir sin preocuparme. Se nos une otro chico y los tres seguimos tirando juntos.

Estaba que no podía con mi cuerpo, nunca había corrido tan fuerte. 170 pulsaciones y todavía faltaban 3 kilómetros.

Le pregunto que se hace en estos casos y me responde: ”-Aguantar”. Y así lo hice.

Ya en silencio llegamos al kilómetro 9 (porque no tenía aire ni para escupir). Mi reloj me dice que bajaba la marca que había ido a buscar. 500 metros en subida para llegar a los últimos en bajada. Cambiamos de ritmo, los últimos cartuchos y llegamos. Nos saludamos, foto y autógrafo en mi dorsal.

Abel Antón había ido solo a presentar su libro. No pensaba correr pero lo hizo (no sé por qué) Se preocupó por ayudar a un lento desconocido (39min 35 segundos fue mi marca). Al pasar la línea de llegada, entre fotos y autógrafos a otros fans, seguimos charlando junto a un apretón de manos y nos despedimos.

Una linda lección de grandeza y una gran motivación para seguir sumando kilómetros en vistas a la Ultra.

100 Km

Ayer me confirmaron la inscripción de mi primera Ultramaratón. Una Ultramaratón es toda carrera más larga que un maratón. Las hay de 50km, 80km, 100km, 160km, 240km, 24hs, 36hs.Tambien están estas mismas distancia pero por caminos en la montaña. Algunas son de orientación. Mapa, brújula y mucho huevo para terminarlas. No llegan a ser de supervivencia pero, varios días por la montaña con tu mochila y tus zapatillas no debe de ser un paseo por el campo.

Esta primera Ultra va a ser de 100km, a fines de septiembre. No estoy muy seguro de cómo entrenarla…¡en realidad no estoy muy seguro de nada! Mi entrenamiento varió de medirlo en kilómetros a medirlo en horas. De hacer tiradas largas de 25, 30 o 35 km a correr 3hs, 3h30min, 4hs hasta lograr correr en un sábado cualquiera 6 horas y el domingo 2 o 3 horas más. Estoy planificando que en un par de meses voy a correr más de dos maratones en un fin de semana, y eso me asusta.

Pero no es la carrera lo que me intimida, sino es el entrenamiento. Por el tiempo libre que me deja mi trabajo no puedo hacer los kilómetros que me gustaría en la semana asi que el finde me la paso corriendo, sin quitarles tiempo a mis chicas. Por eso salgo temprano a la mañana para llegar cuando ellas se despierten y compartir el desayuno. El solo hecho de pensar que voy a llevar mi cuerpo y mi mente a entrenar esas horas; ¡el solo hecho de estar todas esas horas a solas conmigo me pone un poquito nervioso! ¿Qué encontraré? ¿Me gustará lo que encuentre?

Si soy capaz de terminarla en menos de 10 horas y media me permitirá correr el próximo año el mayor desafío que nunca me propuse. Recorrer los 246km, en menos de 36 horas, que separan Esparta de Atenas por las llanuras de Marathon. El Espartathlon. El mismo camino que hizo el soldado Philippides para avisar del ataque de los Persas. Cuenta la leyenda que después de entregar el aviso, se desplomó muriendo en el acto. Cuando el Barón Pierre de Coubertein rescata los Juegos Olímpicos para la Era Moderna quiso recuperar esta hazaña y hacer una carrera en la que llevar a los límites el cuerpo humano. Decidió una carrera de 40km en la primera Olimpiada de 1896 en Atenas. Después se le agregarían los 2km y 195m que hoy tiene, pero es una pequeña historia que no voy a contar ahora.

De ahí nace la historia del deporte moderno tal y como lo conocemos. Y el poder correr por un camino que llevó a tanta historia llena mi corazón de poder.

El Espartathlon tiene un recorrido muy difícil. Con muchísimas subidas y bajadas. Hay puestos de avituallamiento cada 4km con todo lo necesario para alimentarte. Cada uno con una hora de cierre especificada. Si no llegas a pasar antes de esa hora estas automáticamente descalificado. Otro gran problema con el que nos vamos a enfrentar es con el cambio de temperatura del día a la noche. Eso hace que muchos no asimilen los alimentos y luego los vomiten dejándoles sin nutrientes necesarios para seguir.

Para semejante esfuerzo y sacrificio no hay dinero para el ganador, tampoco saldrá en los titulares mundiales. Para todos los que logremos llegar en menos de 36 horas a los pies de la estatua del Gran Rey Leonidas, recordado por su coraje en las batallas, habrá una corona de laureles, una vasija con agua del río, una medalla recordatoria y tu nombre grabado como un Espartatleta. Y yo no me imagino un premio de mayor valor para ese esfuerzo.

No sé cuantos argentinos lo intentaron. Sé que en las 25 ediciones solo la completaron cuatro.

Quedan muchos kilómetros por recorrer para poder optar solo a largarla. El primer paso esta hecho; correr el maratón en 3h20min. Voy a buscar el segundo; los 100km en menos de 10h30min.

Para poder correr durante tantas horas no solo necesito entrenar mi cuerpo; mi mente tiene que estar igual de fuerte. Y por eso escribo estas líneas. Sé que solo no podría hacerlo. Sin el apoyo de mis amigos y mi familia sería imposible siquiera salir a entrenar cada día. El compartir con ustedes mis anhelos, sensaciones y pensamientos hacen que me sienta arropado como si estuviera en Argentina sintiendo sus gritos de alientos.

Una semana después...

Dicen que la Maratón empieza unos meses atrás con la decisión de correrla y termina algunos días después donde te das cuenta de lo que pasó…por tu cuerpo y por tu mente. Que ya no volvería a ser el mismo.

En mi caso no es distinto. El jueves pasado, tres días después de terminar mi primera Maratón, salgo a trotar nuevamente. Mis pulsaciones un poquito altas pero mis piernas mejor de lo que pensaba.

Inconcientemente (o no) salgo a correr por el primer camino que troté cuando llegamos a Badajoz; allá por el 2002, también pensando en la Maratón. Mi cabeza empezó a trabajar a mil. Recuerdos y sensaciones de aquel momento me llenaron. Esa época fue muy importante para mi ya que, había dejado todo lo que conocía, atrás. Había empezado una nueva etapa de mi vida.

Trotando por el mismo camino que hace un poco más de seis años, vuelvo a empezar.

Y es verdad…ya no soy el mismo. Me siento diferente. Aprendí a disfrutar del esfuerzo, a compartir mis pensamientos, a aceptar los dolores y a seguir para adelante sin quejarme, a apoyarme en las personas que tengo cerca y a darles aliento para seguir aunque no sepa como estoy corriendo yo todavia.

Trotando por ese mismo camino ya sueño en los 100km de Bezana, en Cantabria, para el mes de octubre. Pienso en los largos entrenamientos que voy a hacer. Siento en mis piernas el ritmo con el que voy a salir y siento ya el escalofrío por todo el cuerpo al imaginarme la llegada.

Mis piernas están muy sueltas en este primer trote.

Me faltan dos kilómetros para terminar y siento un calambre en toda la parte derecha de mi espalda que me obliga a parar de golpe y quedarme varios minutos doblado, mirando el suelo y pensando… lo rápido que la Maratón acaba de devolverme a la realidad.

La Maratón de Madrid

Ya con la resaca de la Maratón. Tengo que subir de a un escalón y bajarlos de costado porque tengo un dolor en todo el cuerpo que ni les cuento. 3h 24min 25seg fue mi marca. Pude seguir la planificación que había trazado pero lo duro del recorrido no me dejó cambiar de ritmo como tenía pensado para los últimos 7 kilómetros. La Maratón es única. Ella sola te dice hasta donde podes llegar mientras van pasando los kilómetros.

Tenía casi todo controlado; los tiempo, las comidas pero el domingo no tenía buen cuerpo. Lo que más me preocupaba era poder (lo escribo como se los diría) cagar antes de la carrera y así fue. Dos veces fui al baño pero no me quedé satisfecho. Largamos y por el kilómetro 7 me empezó a apretar el estomago y no se me pasó en toda la carrera. Un “gasesito” por el kilómetro 12 y sentí que bajó acompañado. Otro por el 22 y lo mismo. El último por el kilómetro 30 y ya no me importaba nada. Creía que estaba corriendo “cagado” pero me daba igual. Si…ríanse…pero no saben lo mal que la pasé. No pude soltarme en toda la carrera.

A ese malestar le sumo el recorrido. DURISIMO. Si, con mayúsculas. Los primeros 5kms en subida y con una cantidad de gente increíble. No podía mantener un ritmo constante por esquivar a corredores. Perdí mucho tiempo.

Al paso de los 10kms iba ya al ritmo que me había fijado, pude recuperar un poco pero no me iba a desesperar, quedaba mucho todavía. En el kilómetro 16 me esperaba Patri para darme alimento y fuerzas. Intentaba soltarme pero sentía las piernas pesadas y mi estomago más pesado todavía.

Hasta los 21 kms bastante llano, con algunas subiditas pero bien. Inmediatamente entramos en un parque muy grande que fue donde empezó lo duro. Subidas y bajadas que me endurecían cada vez más las piernas. Por el km 29 me esperaba Patri para darme más alimento y las últimas fuerzas. Saliendo de ese parque una rampa de 100m que…ufff!

Llego al kilómetro 30 y empezaron realmente los dolores. Primero un cuadriceps, después un abductor, un poco más y la rodilla del mismo cuadriceps. Acuérdense del pedito a los 30 kms. Hecho una porquería.

Una pequeña bajadita y llano hasta los 35 km. Me empecé a sentir bien. Había esperanzas. Pero pasados los 36 llegó lo que estaba esperando. El camino empezó a subir. En el kilómetro 38 me siento muy fuerte, y llegamos al 39. Seguíamos subiendo. Unos metros más y la avenida doblaba justo en Atocha (la estación de tren donde fue el atentado) Pensando que la subida terminaría ahí, me llega una ráfaga de alivio. Al doblar veo que sigue para arriba, y escucho que uno dice:- “vamos chicos que el ultimo kilómetro es en bajada”. Les juro me agarré una calentura con el camino, la organización, el chavón que dijo esa estupidez. De solo pensar que quedaban DOS kilómetros de subida!!!…no sé…para explicarles las cosas que se me pasaron por la cabeza necesitaría otra hoja más.

Después de putear un poquito llegaron los 40 kilómetros y ya solo quedaba uno en subida. Ya veo la curva. Por fin doblamos hacia la meta. Bajada, intento soltarme para poder disfrutar de ese último kilómetro pero las piernas eran un garrote.

Llegan los últimos metros y la emoción es enorme. Solo recuerdo que tenia en la cabeza a Patri y a mi viejo. No pensaba en otra cosa. Quería cruzar la línea de meta para poder abrazarlos y darles las gracias, porque por ellos pude estar ahí.

Gracias a mi viejo que me enseñó unos valores bien marcados con sus ejemplos para aguantar a pesar de todo. Y gracias a mi Negri por apoyarme en cada kilómetro de esta vida que compartimos. Sin ellos no hubiera podido.

Mi reflexión sobre la Maratón es más difícil de lo que pensaba. Creía poder decir que el esfuerzo vale la pena ya que los últimos metros son muy emocionantes. Pero para mi fue otra cosa. 500m antes me salieron unos “pucheros” de la emoción pero hicieron que me ahogue así que, inmediatamente, intenté controlarme porque no podía respirar. Eso de llorar quedó de lado.

Acompañé a muchos amigos en muchas Maratones. En mi mente la corrí miles de veces y llegué otras miles. Sabía lo que me esperaba y como llegaría. La diferencia, y lo que hoy me llena profundamente de emoción y orgullo es el camino recorrido con Patri, que no empezó en diciembre sino hace muchos años, para poder largar la carrera. No es mi carrera. Es la de ella y la de Cati. Siento que corrí y llegué por los tres y para ellas. Que el cruce de la línea de llegada es la culminación de un sueño en común.