“Hombre cobarde no coge mujer bonita”. Pepe Kierdelewicz

viernes, 5 de octubre de 2012

24hs en cinta a Beneficio O2 Centro Wellness 2012



Casi a una semana de haber terminado un reto bastante personal; correr 24hs en una cinta dentro de un gimnasio, más exactamente en O2Centro Wellness, a beneficio.

Sigo un poco cansado pero me parece que es más mental que físico. Podría haber salido a trotar hace un par de días pero por una cosa u otra lo estoy esquivando. Necesitaba parar unos días. Cuando preparas una prueba, la carrera en si es el premio a tantas horas de entrenamiento, en este caso fué la penitencia, ja!

Durante mucho tiempo estuve tratando de esquivar correr en cinta porque me aburre y me parece antinatural. Aparte que lo que me gusta de correr, no es correr justamente, es tener esa sensación de libertad y de viaje, deshacerme del equipaje y estar fuera de toda norma. Sentir la tierra debajo de mis pies me llena de energía, y sentir el sol en mi cabeza me da la vida, así que entrenar durante dos meses sobre una cinta me consumió, y a eso sumarle coronar el pastel con 24hs indoor en una alfombra que rueda sobre dos rodillo me hizo sentir como que no encajaba en ese cuadro. Aunque parezca tópico, la única motivación era la recaudación para Mama Tunza.

La idea nació por marzo o abril, siguiendo el ejemplo de una gran Ultra fondista como es la argentina Analía Razetto, comento la idea a la dirección del gim donde trabajo. La aceptaron con asombro e incredulidad, pero me dieron su apoyo. Sería a beneficio pero ¿de quien? Me dan a conocer un orfanato que esta situado a las afueras de Nairobi y conozco su historia. http://www.rtve.es/alacarta/videos/informe-semanal/informe-semanal-milagro-mama-tunza/1390022/ A ellos irían destinado los fondos que recaudaríamos vendiendo los kilómetros que hagan cada uno de los que me quieran acompañar en otra cinta.

Después de un tiempo dándole vueltas contacto con mi amigo Nacho Galán y le propongo la idea de hacer “algo más” para seguir ayudando a estos chicos con las carreras en las que participemos utilizando la misma modalidad; conseguir patrocinadores que compren nuestros kilómetros. Nacho convirtió mi “algo más” en la Asociación benéfica Runners for the kids.

Como se podrán imaginar estas 24hs no iba a ser una carrera más. A la tensión de la prueba se le sumó la incertidumbre del resultado de nuestro primer evento benéfico, y por cuestiones horarias, nunca pude entrenar más de 4 horas y media sobre la cinta…así que la cosa estaba buena!

En las últimas semanas se sumó a la organización Patri Sancho, que con su inestimable ayuda armó toda la “burocracia monetaria” (listados de socios y donantes, recibos, etc) que junto con Nacho trabajaron hasta último momento para tener todo listo y venir a Málaga a ser, junto con Patri, mi apoyo logístico.

Llegado el día nos esperaban 24hs de pura monotonía.

Ya puestos en situación empiezo mi crónica:

Viernes 28 de septiembre a las 12 del mediodía en punto le doy al botón de inicio de mi cinta a un ritmo de 8 kilómetros por hora. Esta velocidad en situación normal sería muy fácil pero arriba de la cinta no iba muy cómodo.


Junto conmigo corría mi compañera del gim María José dispuesta a permanecer una hora y contribuir a la causa.

…y de a poco empezó a llegar más gente, y llegaron los primeros donativos y las primeras ventas de camisetas, y se empezaron a llenar las tres cintas que estaban al lado mío, y durante un par de horas tuvimos que utilizar otras cintas del gimnasio, y hasta una bicicleta estática.

Pasaban las horas y me sentía cada vez más incomodo con mi ritmo, al punto que lo bajé drásticamente pensando que la cinta no medía bien la velocidad. Después de unas mediciones me convencí que la velocidad era real y que a mí no se me daba bien correr en la cinta. Jaja!!

Realmente me sorprendí por el apoyo que tuve de toda la gente del gim, de clientes y compañeros. Sinceramente estoy muy agradecido.

Pasaban las horas y llevaba al pie de la letra la ingesta gracias a la atención de mi equipo. Era muy importante no dejar pasar nada ya que la deshidratación podía llegar muy fácil así que Las Patri junto con Nacho tenían que estar pendientes de todo, desde mí hasta de los datos de la gente que se subía a las cintas, la venta de camisetas, los recibos y…seguro que me olvido de algo…ha, si! Llevar y traer a Cati del colegio a casa, a almorzar y después a hockey, y después a cenar y volver a pasar la noche con nosotros.
 
Mientras ellos trabajaban yo corría.

Iba todo muy bien ya que superábamos expectativas. Yo venía incomodo y con la sensación de venir más fuerte de lo que podría aguantar por eso, pasadas las nueve horas de reto mi cabeza empezó a flaquear, me empezó a molestar todo. Trataba de mantener el ritmo pero me ponía de mal humor. Esperaba con ansias las 22:45 donde cerraba el gimnasio al público y quedaríamos nosotros solos.

Ese tiempo se me hizo eterno.

A las doce de la noche iba a parar por primera vez a comer una sopita de fideos pero no me acuerdo que pasó, habrá sido mi mala leche, que paré a menos cuarto. Había llegado mi primer bajón que sabía que iba a llegar pero se adelantó cuatro horas. Malo!

Me tomé la sopa que mi Negri me preparó y me quedé tirado intentando buscar alguna respuesta a esas preguntas incongruentes que pasaban por mi cabeza.

Algo de lo que aprendí en estos años es a seguir adelante aunque todo parezca malo. Cuando siento que el mundo se me cae encima y que duele más que nunca, es el momento de seguir adelante, así que volví a caminar aunque más no sea y poner el arma secreta que me preparó Nacho para estos casos: Un video motivador de cuatro horas.

Al cabo de algunos minutos surtió efecto y comencé a trotar de nuevo. No iba pletórico pero avanzaba más rápido, y ahora Nacho corría al lado mío. Serían tres horas de trote para seguir sumando más kilómetros a la causa, y aunque ya había aportado más que 1€ por kilómetro, el tipo quiso correr igual.

No tenia ni idea que hora era, ni cuanto faltaba, ni si llovía o hacía frío, nosotros estábamos en una burbuja de 26º constantes sin viento ni cielo.

Ya el estomago se hacia notar dándome unos toques cada par de horas y hacer algún pitstop rapidito.

Tenía una promesa de Javi, compañero del gim, que vendría a correr conmigo dos horas, a eso de las cinco de la mañana para después ir a comprar chocolate con churros para desayunar y quedarse, ya que a las once entraba a trabajar. Cinco y cuarto llega un mensaje diciendo que no vendría porque estaba cansado pero a los pocos segundos después llega otro mensaje, callando nuestros comentarios jocosos, diciendo que le abramos la puerta porque había llegado.

Y hay estábamos con Cati durmiendo en una bolsa de dormir, Nacho y Las Patri tratando de mantenerse despiertos, Javi en la otra cinta, de madrugada y con casi todo el gimnasio a oscuras, corriendo, bebiendo isotónicas, comiendo barritas energéticas y viendo El Zorro por YouTube. No recuerdo haber vivido algo tan irreal.

Llega otro bajón pero bastante benévolo, pude salir rápido y bien parado, y mas cuando me presentan un PowerPoint hecho por Cati con palabras de aliento y mensajes de mi familia y amigos mandados por Facebook a escondidas. No tengo palabras para esto, me superó.

Javi termina con más de dos horas de trote y empieza a amanecer, abren el gimnasio y de a poco empiezan a llegar los clientes. La ultima clienta que se fue anoche, había estado dos horas en la cinta terminando quince minutos después de cerrar y había vuelto en punto para empezar otra hora más para la causa, y así como ella repiten un par de amigos más.

A partir de acá la cosa se hizo más fácil. Llega Javi con lo prometido pero no pude comer ninguno, eso si, pusieron los churros y el chocolate delante de mi y se despacharon de lo lindo, ja!

La gente pasaba y preguntaba como había ido la cosa y me alentaban, charlábamos un rato y seguían su camino. Esto hacía que sea un poco más fácil y que el tiempo pase más rápido pero realmente quería terminar de una vez por todas con esa porquería de cinta y volver a la ruta.

Ese último rato se hizo más llevadero de lo que esperaba y muscularmente sentía que podía seguir adelante pero una ampolla que se reventó en la planta de mi pie izquierdo, y que ardía un montón, me hizo más incomodo el final.

Durante los últimos minutos se juntaron un montón de personas para felicitarme (o para ver si me había autodestruido) que hicieron muy especial ese momento.

Así que exactamente a las 12 del mediodía del sábado 29 de septiembre le dí al botón de stop de mi cinta. Todo había terminado…por fin!

Quiero agradecer como siempre a Patri por bancarme todos esos meses anteriores anteponiendo su comodidad a la mía para hacérmelo más fácil. Te quiero Ne! Y a Cati por su cariño incondicional de hija.
 
Gracias a Nacho por creer en mi y apoyarme en todo momento para emprender este proyecto. Sin él no lo podemos hacer.
Gracias a Patri S. por llegar justo cuando lo necesitábamos y arremangarse sin preguntar.

Y por último gracias a los cuatro, por si no fuera poco trabajo organizar todo sino también por estar al pie del cañón, o mejor dicho, al pie de la cinta para ayudarme constantemente.

Muchas veces los medios de comunicación te hacen creer que esta todo perdido, que vivimos en un mundo sin sentimientos, lleno de egoísmo y horror. En situaciones como estas te das cuenta que la gente no es así, puede que los gobiernos, pero tus compañeros, tus vecinos, no son así. Recaudamos mucha guita de empresas que ni siquiera eran españolas, pasaron más de 40 personas por las cintas corriendo conmigo y se vendieron 19 camisetas para ayudar a chicos que nunca vimos pero sabemos que están ahí, sabemos lo que padecen pero sin saber como hacer llegar nuestra ayuda. En mi caso en particular soy desconfiado por naturaleza y no quiero dar dinero a entidades que posiblemente primero saquen sus propios gastos y los que les sobre lo empleen en la ayuda prometida. Así que encontré esta manera…y encontré a gente igual que yo.